Historias de vida


    

Contenidos

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Las malas cabezas
Kathoey
Nomos con tirachinas
Héroes
Los chicos no lloran
Querida Libertad
Rectificar es de sabios
Desentona tio...es lo que se lleva
Quemadito 
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 Las malas cabezas

Dave empezó a tener una vida callejera desde jóven. Antes siempre iba con sus amigos, que le conocían desde que eran prácticamente niños. Iban juntos a jugar fútbol, quedaban para ir al cine o, sencillamente, para jugar a la Play. También iban al parque a pasear o a jugar a las canicas, ya que en esa época no era rebelde. 

Cuando ya fue creciendo comenzó a separarse de esos amigos de siempre y conoció a otro grupo de gente con los que hizo amistad. Ellos le aceptaron como él era. Se veían todos los días, siempre estaban juntos, de un lado para otro.  Se reunían en un parque cerca de su casa, Dave no tenía hora de salida ni tampoco hora de entrada; siempre hacían casi lo mismo, no llegaba a casa a comer y, a veces llegaba después de la cena. 

Después se hizo rebelde: comenzó e robar y conoció la marihuana y el hachís, y lo fumaba para saber qué se sentía. La verdad es que le gustaba más la marihuana que el hachís. Pasaba mucho en tiempo en la calle porque su padre le pegaba, ,según él, para que  aprendiera; pero, cuanto más le pegaba, más rebelde se ponía. 

Un día, de repente, vio pasar a su viejo grupo de amigos, el que había abandonado tiempo atrás. Se quedó boquiabierto, el fumando marihuana y ellos pasando por allí, y también fumando. Los llamó y vinieron a saludarle, les preguntó que por qué fumaban si eran deportistas. Le contestaron que también estaban cansados, y que a veces fumaban para olvidar sus preocupaciones por un rato. Entonces, Dave les presentó a los amigos con los que estaba y, ese mismo, día empezaron a ser un grupo más grande de amigos. 

Todo iba perfecto: vacilaban, bebían, fumaban, se iban a las discotecas, hacían “partys” cuando se iban a robar y les salía todo bien … Pero, un día,  Dave iba con dos amigos caminando y vinieron unos chavales a pegarles porque pensaban que eran de alguna banda. Ellos, justo ese día, habían entrado a una tienda a robar, llevaban un martillo y un serrucho, entre otras movidas. Andaban en eso cuando el otro grupo se acercó; en ese momento, sacaron los instrumentos y se pelearon, causándoles lesiones. Después, corrieron; pero, antes de llegar a su casa, les cogió la policía.

Llegó el día en que perdió su libertad. Ese día fue el peor de su vida, no sólo por él, sino, también, por su familia. En aquel momento no sabía qué hacer, estaba asustado y, además, se quería morir, se acordaba de su familia y de sus amigos: lloró y lloró mucho rato. 

Aquella experiencia fue un cambio radical en su vida. Se sentía arrepentido, pero ya era tarde, aunque siempre intentó progresar y hacerlo bien, para estar siempre con su familia y no darle más disgustos.

Comenzar a pensar en uno mismo tiene de egoísmo lo mismo que pretender que nuestra vida sea mejor, evitar tentaciones que pueden ser catastróficas y plantear un proyecto de vida con felicidad plena”.



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Kathoey

Toom vivía en una pequeña aldea de Bangkok, Thailandia, en un hogar de campesinos. Desde muy jóven, Toom se dío cuenta de que no era como los demás chicos, que se sentía como una mujer en el cuerpo de un hombre. Desde siempre, Toom mostró a su familia que se sentía una mujer: se pintaba labios y se vestía como una mujer, y solía contornearse a la manera de un baile que vio en un espectáculo de la feria cuando se fijó en una bailarina que le dejo asombrado.

En aquella época era costumbre que las familias pobres enviasen a sus hijos a un templo budista. Como los padres de Toom eran pobres, y su madre estaba en la cárcel, le enviaron a uno de esos templos. Los monjes le enviaron, acompañado de otro monje, a un templo en las montañas, donde ingresó como novicio. Después de abandonar el tempo, conoció a una chica que le ayudó a sacar a su madre de la cárcel y a conseguir un trabajo para ganar algún dinero. 

Transcurrieron unos años, Toom,  asociado con una chica, era vendedor de bisutería en una feria. Un día, la chica le invitó a que le acompañase a ver un combate de Muay Thai, una especialidad de boxeo, en el que también participaba el hermano de Toom. Un luchador le retó a un combate y aceptó. Toom, aunque no se lo podía creer, le venció. Unos días después, acompañó a su hermano a un campo de entrenamiento, para saber lo que se sentía siendo un luchador. Toom se quedó a vivir en el campo de entrenamiento, en el que también vivían otros chicos.

Poco a poco fue ganando algún que otro combate. Pasado un tiempo, cuando su entrenador vio que Toom tenía madera para luchar, su mujer le llevó a un lugar en las montañas, donde practicaban con nuevas técnicas de combate más especializadas. Mientras tanto, Toom, para los combates, se vestía con ropas de colores llamativos, se pintaba y hasta se dejó crecer el pelo: eso le daba más fuerza interior para vencer.

Al cabo del tiempo, Toom ganaba combates y se iba haciendo con una buena reputación, hasta, que un día, el jefe de su entrenador observó que era un buen luchador y le seleccionó para hacer una gira por Bangkok. Pretendía que se convirtiese en un gran campeón; pero, desde que llegó, Toom sufrío muchas humillaciones a causa de su identidad..

Durante su estancia en Bangkok tomaba hormonas femeninas, y eso le debilitaba , lo que le hizo perder muchos combates y, a la vez, su reputación. Toom regresó a su pueblo de origen. Al poco tiempo de haber regresado, su manager le propuso un combate contra una luchadora de lucha libre. Toom aceptó y ganó. Para entonces ya era ella.
La historia de Toom, prosiguió ella,  es una muestra de cómo una persona, que desde niño tiene un conflicto de identidad, debe enfrentarse a una sociedad de hombres, en la que tiene que sufrir el desprecio y la humillación de los demás. Pero Toom tenía claro que era mujer, porque así lo sentía, aunque hubiese nacido en un cuerpo de hombre, a pesar de las humillaciones y, al final, se sometió a la operación de cambió de sexo para ser una mujer completa.

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Nomos con tirachinas

Nicolás acaba de perder su trabajo por culpa del alcohol y su esposa le ha abandonado. Se queda sólo, sin amigos, -bueno, según sus pensamientos no estaba sólo porque tenía la compañía de la bebida-. Estába tan enganchado que para él todo giraba en torno a la bebida. Cuanto más bebía, más se mataba por dentro y, así, él creía que se sentía mejor. Pero todo lo que estaba a su alrededor, como su trabajo, su vida, es decir, todo en general, lo estaba perdiendo poco a poco. Vende lo único que le queda, su casa y un pequeño coche, se echa  a la carretera y se va a Las Vegas. Allí alquila una pequeña habitación donde lo único que le rodea son botellas de whisky.

Nicolás se siente sólo por dentro porque no tiene a nadie. Pero, en Las Vegas, en la ciudad de la fiesta, la droga, y el alcohol, conoce a Eli, una chica que se dedica a la prostitución, Le paga para que se quede con él, para que le haga compañía. Eli se da cuenta de que es alcohólico y que no quiere sexo como los demás clientes, él lo único que quiere es su compañía. De alguna manera, aunque los dos viven situaciones diferentes, hay algo que tienen en común, y es que los dos se sienten solos.

Mientras él sigue pagándole sólo por su compañía, ella está esclava de pagar a un proxeneta al que tiene que darle todo el dinero que gana, hasta que llega el día que le asesina, porque anda metido en asuntos de la mafia, Así, Eli queda libre y, de ahí en adelante, sólo desea vivir para  Nicolás, aunque sabe que nunca podrá separarle del alcohol.

Él sólo sigue pensando en el alcohol. Aunque le encanta esa mujer, de la que se ha enamorado, su única pasión sigue siendo la bebida, y es lo único que hace en el poco tiempo que le queda de vida porque, en realidad, su intención es suicidarse bebiendo Pero Eli le ha trastocado esa intención, porque ella lo único que hace es quererle, porque no quiere quedarse sola; aún así, Nicolás no deja de beber, hasta que llega el día en que su hígado ya no aguanta más y su corazón se cansa de luchar, de intentar vivir, y se paraliza.

- ¿Una copa? 


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Héroes

Cristina es una niña de trece años que vive con su madre, que está separada de su marido, y tiene una hermana que vive con el padre.También tiene una buena amiga, Kessi, que vive en una situación parecida. Las dos se encuentran solas, sin nadie que cuide de ellas.

Cristina pasa la mayor parte del tiempo sola cuando no está en el instituto. Su madre pasa todo el día fuera de casa a causa de su trabajo, y cuando tiene un tiempo libre lo pasa con su amante. De vez en cuando su hermana viene a visitarle. Su única compañía es su amiga Kessi.

Un día Kessi le dice a Cristina que la acompañe a una discoteca, “Sound·. Allí es donde Kessi se divierte y se emborracha, también se droga. Allí, Cristina, conoce a un chico, Detlev ,a quien también le gusta consumir droga. Un noche, al salir de esa discoteca, Cristina y Kessi iban hacía su casa y, justo cuando van a tomar el metro, aparece la madre de Kessi  y le pilla que iba muy colocada, en mal estado; entonces, la madre de Kessi le dice a Cristina que es una mala influencia para su hija .

A Cristina le gustó esa discoteca y decidió que iba a ir todos los días para verse con Detlev, del cual se había enamorado. Un día, Cristina, vio que Detley se estaba inyectando heroína. Le preguntó por qué hacía eso y él le dijo que se sentía bien y que le divertía. Aunque a Detley no le parecía bien, Cristina se empeño en probar un poco, igual que hacía él, hasta que lo consiguió. Y continuó probando hasta que llegó el momento en el que quedó atrapada por la heroína y se convirtió en adicta, al igual que todos los amigos de la pandilla.
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Cristina le preguntó a Detley que cómo conseguía el dinero para el consumo, y él le contó su secreto: durante el día iba a la estación de metro y allí se prostituía. Cristina, como tampoco tenía dinero, decidió que ella iba a hacer lo mismo: prostituirse, y así poder ganar su propio dinero para el consumo.

A partir de entonces la vida de Cristina, empezó a ser un infierno. Su adicción no le dejaba pensar en otra cosa que no fuese conseguir heroína. Junto con Detley decidieron que iban a dejarlo y que se iban a limpiar. Lo intentaban, pero siempre volvían a recaer. La fuerza de la heroína era mayor que su voluntad. 

Detlev compartía con sus amigos una habitación de alquiler, que más bien parecía un antro. Un día que llegó, acompañado de Cristina, se encontraron a uno de sus amigos muerto, tirado en la cama, por una sobredosis de heroína. Entonces le tocó abandonar la casa, decidió acudir a su mejor cliente y le pidió que les permitiera, a él y a Cristina, dormir en su casa.

Una vez allí, los dos pasaron la noche en el sofá. Cristina se despertó, fue a la habitación  y descubrió a Detlev en la cama con su cliente. Ella al verlo se sintió engañada y decidió que no quiere saber nada más de él y le abandonó.

Cristina siempre deambulaba por la estación de metro, peleándose con otras chicas por conseguir un cliente. Un día, se reencontró con su amiga Kessi, que también estaba enganchada a la heroína, en mal estado de salud. Entre las dos se ayudaban a conseguir dinero para la heroína; pero una mañana, Cristina leyó en el periódico una noticia: Una niña, de13 años, había sido hallada muerta a causa de la heroína. Era su amiga Kessi.

Cristina decidió dejar el consumo para siempre y su madre la envió a un pueblo donde vivían sus familiares. Finalmente lo logró.



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Los chicos no lloran

Teena Brandon es una jóven de 21 años, inadaptada, con problemas de identidad sexual, que no se acepta a sí misma ni los demás la aceptan .Ha nacido con un cuerpo de mujer, pero se siente y vive como un hombre. Su familia nunca la ha querido ni la ha apoyado. Su padre está muerto y su madre quiere enviarla a la cárcel.

Brandon vive en Lincoln, en una caravana junto con su primo, el único que sabe que  es mujer, que ni le quiere ni le apoya. La vida en Lincoln no es nada del otro mundo, los jóvenes se divierten emborrachándose, jugando al billar, sin parar de fumar y corriendo alocadas juergas nocturnas en coche.

Temiendo la incomprensión de la gente, cambia sus rasgos de mujer por un corte de pelo a tazón, una vestimenta varonil, oculta sus pechos bajo unos apretados vendajes, usa unos calcetines a modo de relleno genital y cambia el orden de su nombre: Brandon Teena.

Brandon intenta comportarse como un hombre, frecuenta bares, hace amigos, su simpatía personal le permite intimar las mujeres, provocando conflictos con los novios, también comete pequeños actos delictivos. Su primo, que ya se ha cansado, decide echarla.. Piensa que ya se ocupó bastante de ella.

La vida en Lincoln, su pueblo natal es muy dura para ella, le buscan por algunos delitos y decide trasladarse a Falls City, donde cree que podrá dar rienda suelta a sus sueños y encontrar el amor y su lugar en el mundo. Allí conoce gente que la acepta como ella quiere, como un chico más, y le dan su amistad Ahora tiene que vivir en una mentira e intenta engañar a todos haciéndoles creer que es un chico. Entre sus nuevos amigos están dos chicas, Candace y Lana, la madre de Lana y dos hombres, expresidiarios, John, un desagradabe psicópata,  y Tom,  Una de las chicas que ha conocido, Lana, una chica alocada y la más popular de la localidad, va a ser la persona más importante en su vida.

Ahora la vida es buena para Brandon. Es un chico con un magnetismo y simpatía que ha encandilado a todos los habitantes del pueblo, sobretodo, a Lana, que se ha enamorado de él y le acomoda en su casa y viven de pequeños hurtos y robos. Brandon también se ha enamorado de Lana, siente que es especial, y decide tener una relación con ella. La tentación de hacer el amor es mucha, pero tiene miedo a que se descubra la realidad, aunque al final tienen una relación sexual y, así, Lana descubre que Brandon es una chica. Pero Lana está tan enamorada que le da igual si es Teena o Brandon, porque quiere a la persona, con independencia de su sexo. Cuando va a visitarla a la prisión le coge de la mano y le dice: “aunque seas medio hombre o medio mono, voy a sacarte de aquí”

Candace, que también está enamorada de Brandon, se entera de que es una mujer y por despecho se lo comunica a los demás.  La madre de Lana, que al principio estaba de acuerdo con su relación, cuando se entera de que Brandon es una mujer dice: “No quiero eso en casa”. John, que se considera amante de Lana, su protector, e incluso, su propietaro, siente celos de Brandon y decide hablar con él  para confirmar lo que le ha dicho Candace. Junto con Tom, le  humillan obligándole a desnudarse delante de Lana y descubren que no es lo que pretende, que es una mujer.

Víctima de la incomprensión y de la intolerancia, Teena (Brandon) es raptada, golpeada y violada por John y Tom,  Después de que Teena les hubo denunciado a la policía, muere asesinada a tiros por John. 

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Querida Libertad

La libertad es algo que se considera mucho y más cuando la has perdido ¿y cómo la pierdes?

Me llamo Salma. Mis padres están separados. Ahora vivo con mi abuela. Un día, al salir del instituto, mi madre me vino a recoger. Quería que fuésemos de compras. Era el cumpleaños de mi abuela y quería que le hiciésemos algún regalo. Le dije que no podía porque había quedado con una amiga ¡bueno! no la mentí del todo, me fui con mi amiga pero no la dije dónde.

La semana anterior habíamos entrado en una casa a robar, rompimos el cristal y entramos, pero tuvimos que salir pitando porque sonó la alarma y enseguida vino un vecino. Lo dejamos  aplazado para la semana siguiente. Al volver a la casa, vimos que el cristal estaba arreglado, lo rompimos de nuevo, sonó la alarma y entramos rápido, pero no encontramos ni un solo céntimo. Paró de sonar la alarma. Cuando íbamos a salir, recordé que había una tele de plasma. Mi amiga me esperaba en la ventana de la cocina por donde habíamos entrado, cogimos la tele, la sacamos por la ventana, salté la valla y me la pasó . Cuando ya tenía la tele en las manos vino una patrulla de policía. Ya no podía hacer nada, nos detuvieron y nos llevaron a comisaría. Me sentía decepcionada conmigo misma, pensando en el disgusto que le iba a dar a mi familia.

Al día siguiente nos llevaron a declarar. Ahí ya sí que empecé a preocuparme, ví a mi madre, a mi padrastro y, lo más importante, a mi hermana pequeña. En cuanto les ví me derrumbé. No pensé en las consecuencias en su momento, y te das cuenta de lo que es pasar de tener algo a no tenerlo y, al perderlo, valoras lo que tienes.

Y, al fin, llega el día en que recuperas la libertad, pero en quien más debes pensar es en tu familia, y en todo lo que te pierdes si no estás con ellos. Espero que esto me sirva para enseñar a mi hermana a conservar y valorar la libertad.


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Rectificar es de sabios

El otro día estaba en casa desayunado y decidí poner la televisión. Cambiando de canales veo en las noticias que unos chicos habían atracado en una tienda y habían forzado a la dependienta. La policía les persiguió y atraparon a todos menos a uno, que logró darse a la fuga.

Ese día, en el instituto, todos comentaban la noticia. Me encontré con una amiga, bueno, mi novia, Ana, y le pregunté si se había enterado de algo. Me dijo que sí, que la chica de la tienda, a la que había forzado, estudiaba allí, y que sabían quién era el chico que lo hizo y se escapó de la policia. Se me hizo un nudo en el estómago, conocía bien a ese chico, éramos del mismo barrio.

Al salir del instituto, de camino a casa, iba muy preocupado, dándole vueltas a la cabeza, pensando que igual me llamaría o vendría a buscarme. Cuando llegué a casa, me dolía la cabeza de tanto pensar. Por la tarde salí un poco al parque, fui al kiosko y compré chicles de menta, un refresco de naranja y, también, barras de chocolate.

A la mañana siguiente, fui a clase como un día normal aunque un poco asustado. Ese día era muy raro, estaba tan rayado que tenía alucinaciones. No estaba en clase, estaba pensado más en la  noticia que en lo que decía el profesor.

Al salir de clase quedé con Ana -es muy guapa, tiene el pelo rubio, ojos azules y labios carnosos- , le pregunté que si se había enterado de algo más, me dijo que no. Me despedí de ella y le dije que nos veíamos al día siguiente por la mañana, a la misma hora, y que si quería quedar conmigo por la tarde. Ella me respondió que no le apetecía quedar; así que, le dije que entonces nos veíamos por la mañana, antes de entrar en clase.

Caminando hacia mi casa, como de costumbre, pasé por el parque para atajar. De repente, me salió al paso el chico al que buscaban. Antes de que hablase, exclamé muy asustado: “¡haré que no te he visto, pero no me pegues!”. “¡Tranquilo, no te va a pasar nada!”, dijo él. Hay fue cuando me tranquilicé y, pasados unos minutos,  me lo contó todo. Yo le dije que se entregase y me respondió que, cómo me chivase, iba a flipar y, en ese momento de amenaza, me pidió que si le dejaba dormir en el trastero de mi casa. Le dije que sí, que confiara en mi, que no le iba a pasar nada .

Por la noche no podía dormir, estaba angustiado, no comprendía lo que me pasaba. A las 7.30 de la mañana me desperté pensando que si no llamaba a la policía y le pillaban, mis padres se creerían que yo le estaba encubriendo o, peor, que yo era su cómplice. Mis padres le conocían porque se había quedado a dormir en mi casa varias veces.

Reaccioné, llamé a la policía y les conté todo. Ellos me dijeron que tranquilo, que venían corriendo hacia mi casa. Entraron en el trastero y gritaron: “¡alto, policía, agáchese, las manos en la cabeza!“. Le engrilletaron y le leyeron sus derechos. Me dijo que nunca más volvería a confiar en mí  y que ya saldría”. Le respondí que lo había echo por su bien y por el de su familia, que no sabían nada de él.
 

Al recurpar su libertad, lo primero que hizo fue venir a buscarme a mi casa, pedirme perdón y a decirme que se había dado cuenta de que lo había hecho mal, que había aprendido a ser mejor persona.

Yo estaba contento. Le pregunté si había pedido perdón a la chica y a su familia, y me pidió que si quería acompañarle a hacerlo. Le dije que encantado.

Llegamos a la casa de la chica. Su madre nos dejó entrar. Mi amigo le pidió perdón por lo que le había hecho a su hija y la madre contestó: “lo que has hecho, ya está hecho,  ésto no se le olvidará a mi hija, pero, sobretodo, a mi”.

Al salir de la casa, me dijo que se lo merecía por todo el daño que había causado, pero que estaba contento porque había aprendido a valorar a las personas.

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Desentona tio...es lo que se lleva
 
Las mujeres hoy en día, en muchos puestos de trabajo, ganan menos que un hombre realizando el mismo trabajo. Y eso que estamos en el siglo XXI. Aún hay mucha injusticia y grandes diferencias entre hombres y mujeres, aunque cada vez esto tiene más respuesta por las personas que piensan que algo así puede cambiar. Afortunadamente, hoy son muchas.

¿Y tú, qué piensas? ¿Es posible que las relaciones entre hombres y mujeres sean más igualitarias?  Si piensas que sí se puede, debes empezar por practicarlo ¿Y cómo se hace? Sencillamente, empezando por respetar a tu pareja, por compartir con él o ella los diversos trabajos o actividades que se plantea una pareja todos los días. 

En realidad es más fácil de lo que parece, lo que ocurre es que muchas veces hemos sido educados para tratar de una forma determinada a nuestras parejas y, si quieres cambiarlo, parece que desentonas ¿no?
  
Hay mucha gente que desentona hoy por hoy, que creen que las relaciones deben tener un fondo de mayor justicia. El hombre puede ser romántico, detallista, sensible, así como la mujer puede ser fuerte, con carácter para tomar decisiones.

¿Tú qué piensas, Saray?

Seré breve. Qué voy a poder contar yo que la gente no haya visto en las noticias, en los periódicos, de cómo el machismo nos marca a las mujeres; pero, sobretodo, a jóvenes como yo.

Siempre me he juntado con chicos; pero hubo uno que me marcó, me encantaba, y pensaba que siempre estaría conmigo. Entonces era una niña, y estar rodeada de esos chicos me hizo muchas veces llegar  a pensar como ellos, actuar como ellos y vivir como ellos.

No tenía más de 14 años y ya llevabamos un año siendo novios, a la vez que iba creciendo y pasando de niña a adolescente.

Él estaba más pillado por mí que yo por él. Me controlaba, me corregía, me mandaba y, si hacía falta, alguna vez, usaba la violencia para cambiar mis ideas o calmar su rabia. Pero no se qué pasaba que al día siguiente, o a la semana, otra vez estábamos juntos, y todo estaba solucionado.

En aquel tiempo, él lo era todo para mí.

¿ Y tú, qué piensas? 

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Quemadito

Quemadito es un poema violento, con intriga, miedo, terror.

Es un chaval joven que había sufrido una quemadura de tercer grado en toda la cara, le miraban por la calle como a un monstruo de película, nadie le quería, ni las mujeres, y los hombres se reían. Los niños le insultaban, corrían de él, y le llamaban “Quemadito”. Por su cabecita, ya deformada, se le pasan cosas como hacer daño a esas mujeres que se reían y coger a los hombres y matarlos,  y, respecto a los niños, matar a sus madres, mientras los pequeñitos lo ven.

Debido a sus quemaduras ya no puede trabajar, le da asco hacerse fotos. La gente le decía “excremento ahí tienes tu comida”. Llos jóvenes gritaban “tú, sucio, salte de mi camino, “Quemadito”.

Pero, luego, comprendió que la violencia no era una buena solución.  Mejor era progresar en la vida con su deformidad y que le quisieran por lo que era, una buena persona.



                               Quemadito

Quemadito es un chico, feito, bajito y deformadito,
las mujeres le dicen que da asquito.

Él se siente perdido, está como muerto en el olvido,
se reían, y le decían que si es un ser vivo,
y que tenia raquitismo, parece un muerto en vez de un vivo,
la gente lo juzga, lo desprecian, le toquetean la conciencia 
siente que no sirve, que se hierve, que lo tratan como la plebe,
dice que ya no puede.

Siente que desea morir
que no necesita vivir,
si les doy asco no se para que voy a  vivir.


 


   



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